Disfruto visitando los blogs de muchos de vosotros. Me encanta leer a Lucía Brassi cuando dice “Me gustan los hombres. Me gusta seducirlos. Me gusta follar la primera noche. Y la segunda, a veces hasta la tercera…” Me pongo malito viendo las fotos de Maya, exhibiendo su cuerpazo, (ummm..., cómo esta esa niña). El culo de la princesa culona, los relatos de Lydia “Tócame, bésame, fóllame”, el blog de UHL, los susurros de Sherezade, (es única). Me gusta leer a Mareve, aprendo con ella y me deleita. Leo a J aunque tenga su blog cerrado, y a CálidaSirena, dueña de un mar de blogs y una fantasía sin límites. A Sandrita, a Bárbara, Pasión, Amapola y a tantos otros, que casi me da vergüenza publicar un post. Pero cerraré los ojos, haré caso a Lucía-m, y hablaré de la primera vez que tuve sexo con otra persona. Ella me sugiere que sea de un modo divertido, pero es que esa vez, aunque fue fantástico para mí, no recuerdo que fuera demasiado cómico. Ahí va eso…
Yo tenía 16 años, era verano y estaba de vacaciones. El curso me había ido bien, así que no tenía nada que hacer. Como la mayoría de los amigos vendrían en unas semanas decidí trabajar unas horitas al día en lo que fuera. Carmen es mi tía. Ella tenía una peluquería de señoras, y en esas fechas le sobraba el trabajo, así que me propuso ayudarle.
- ¿Yo?, si no sé nada de pelos.
- Es igual, tu sólo tienes que barrer de vez en cuando, lavar cabezas, secar y poco más.
- Vale.
Así comenzó mi andadura en la pelu de mi tía. Trabajar todo el día entre mujeres era para mí lo mejor. Lo que decían, cómo lo decían, y las barbaridades que escuché ese verano han quedado grabadas en mi memoria para siempre. Era casi la hora de cerrar y llegó una chica morena de unos 18 ó 19 años para lavar y marcar. El rey del lavado era yo, y a esas horas en que no quedaba nadie, más aún. Enseguida me fijé en ella. Era preciosa. Llevaba un pantalón vaquero cortito, muy cortito, que en vez de oprimir sus muslos, se ensanchaba, dejando ver el principio de su culo. Unas braguitas blancas diminutas que pude ver cuando estaba echada hacia atrás en el lava cabezas, con las piernas ligeramente separadas. Ufff..., eso me produjo un cierto nerviosismo. Empecé a frotar su pelo con suavidad.
- ¿Va bien?, ¿ caliente?
- Si, va fenomenal.
Ella cerró los ojos y se dejaba hacer sin hablar. Las caras que ponía eran de lo más elocuentes. Parecía que disfrutaba con los masajes que le daba y de vez en cuando suspiraba bajito. Eso me empezó a poner enfermo, pero decidí poner freno a mi calentón. Estaba trabajando. La chica me miró sonriente con la toalla liada en la cabeza.
- Estabas nervioso
- ¿Yo?, qué va. ¿en qué te basas para decir eso?
- En que te temblaban los dedos, y tu respiración está muy acelerada.
Me ruboricé. El sofocón fue tal que se echó a reír y levantándose me dio un sonoro beso en la mejilla.
- Qué mono eres, jajajaja.
Si muy mono je-je-je. La pasé al sillón y tras hablar un minuto con mi tía, me dice que le seque el pelo y se lo peine dejándoselo liso.
- Lo único que tienes que hacer es utilizar estas pinzas de calor y pasar muchas veces el cepillo.
- A la orden.
Empiezo la faena. Poco secador, pinzas y cepillo. A medida que iba cepillando esa cabellera oscura, su cara se iba transformando.
- Me encanta que me cepillen el pelo. Sigue así.
- Os juro que sin saber por qué tuve una erección instantánea. Me estaba excitando como nunca con sólo pasar el cepillo por su pelo, y parecía que ella disfrutaba tanto o más que yo.
- Estás excitado ¿verdad?
- Sí. Le dije sin miramientos.
- Me estás poniendo a mil. Si quieres lo dejo y sigue Carmen.
- No, no, sigue tú. Me encanta como lo haces.
De repente se volvió con suavidad y me tocó el paquete. Como estaba pegado a ella no se notó demasiado, pero casi lanzo un grito. No lo esperaba.
- Vaya, sí que estás animado. Mira, ¿ves esa casa de final de la calle?, esta noche pásate sobre la 1 por la ventana de mi cuarto. Es la del final. No te confundas.
Cerré la peluquería, me fui a casa y aguardé a que fueran las 12.30 para ir a casa de mi nueva amiga. No cené nada pues los nervios me lo impedían. ¿Qué querría de mí?, sólo imaginarlo me excitaba más, y con 16 años la erección era permanente. Llegué a la casa. Era un dúplex con ventanas arriba y abajo. Me cuelo en la terracita y busco la última ventana. La más retirada. Debe ser esa, (pensé).
- Toc-toc, Ruth, estás ahí.
- Llegas temprano. Cállate y espera unos minutos. No te muevas.
- Obedezco, me siento en un lado de la ventana sin dejarme ver y espero. La noche era oscura y no se veía nada.
Desde mi escondite escucho a Ruth hablar con su madre, entra en su cuarto y me dice
- Observa y disfruta
Empezó a quitarse la ropa. La camiseta, suavemente sabiéndose observada. Lo hacía con la puerta abierta con la luz del baño encendida para que la viese perfectamente. Se quita el pantalón y se queda sólo en ropa interior. Una mancha negra se transparentaba dejando ver un pubis precioso. Lentamente se desabrochó el sujetador y vi esas tetas impresionantes. Tenían el tamaño perfecto, blanquitas con un pezón sonrosado que le cubría en centro y que casi no se veía. Turgentes, enhiestas, maravillosas. De repente se quita las braguitas, y desnuda, se pasea un instante frente a su armario y se pone un camisón corto.
- Buenas noches mamá
- Buenas noches Ruth
Se cierra la puerta y viene ante mí. En la oscuridad me coge la mano y me la pone en su sexo. Estaba totalmente desnuda, el camisón había caído al suelo en un instante y sentí la humedad y el calor de un coño de mujer por primera vez. Estaba totalmente mojada y yo reventaba mis vaqueros. Ella se apresuró y me bajó los pantalones rápidamente. Empezó a masturbarme mientras yo hacía lo mismo con ella. Uno a cada lado de la ventana. Empezamos a gemir en silencio.
- Ahmmmmm, siigueee, siiii, tócame aquí, aquí, siii.
- Ruth, ¿con quién hablas?
- Con nadie mamá
- Te estoy oyendo cuchichear
- Bueno, sí, estoy al teléfono con mi amiga Marga, ya lo dejo
Oigo la puerta que se abre y me lanzo al suelo de la terraza. Mi amiga se queda como mirando al jardín y su madre se acerca. A mí se me sale el corazón, “no han pillao”, pero no. Ella muy tranquila habla con su madre junto a la ventana a medio metro de mí. Yo, acojonado en el suelo y con una erección que me iba a romper la polla.
Se va. Uffffffff.
- Vaya, parece que el pajarito sigue en guardia
- Joder Ruth, casi nos pillan. Mejor me voy.
- No, tranquilo. Ella se ha acostado y no volverá, la conozco. No hagas ruido durante unos minutos y arreglado. Mientras tanto, ven.
Me hizo sentar en la ventana, se acercó a mi polla. Inspiró y mirándome un instante con cara de loba se metió mi miembro en su boca. Nunca me la habían comido. Ummmmmmmm, sentí calor, fuego que me abrasaba la punta de mi falo, tal vez por la erección continuada, tal vez por la novedad, por la emoción, yo qué sé. Toqué las estrellas con mis dedos, no grité porque sabía que estaba cerca su madre. No sé cuánto duró, 10, 15, 20, no lo sé de veras, estaba como drogado de sexo, me hizo una mamada como pocas veces recuerdo y cuando no pude más me corrí entre gritos ahogados. Ella se dió cuenta, y en el momento preciso, se la sacó de la boca. Mi experma inundó su cara, sus manos, el suelo. Me ordeñó en toda regla. Fui feliz, FELIZ.
Nos besamos apasionadamente, y ella me dijo:
- Mañana te toca a ti